ORACIÓN
Dulcísimo Jesús Sacramentado, que
obligado de vuestra infinita caridad quisisteis enriquecer a la Iglesia
con el preciosísimo tesoro de vuestro Cuerpo y Sangre para ser en la
Eucaristía Rey que nos gobierne, Pastor que nos dirija, Médico que nos
ame, Huésped que nos enriquezca, Amigo que nos consuele, y Esposo que
nos haga felices para siempre; haced, Señor, que yo logre en este
Sacramento tan singulares misericordias, y que reconociendo en él
vuestra real presencia, acuda a adoraros frecuentemente en espíritu de
verdad para desagraviaros del olvido que padecéis en las Iglesias, y
para recompensar las injurias que recibís de los infieles y herejes, y
de los malos cristianos con sus comuniones sacrílegas. Y ya que son tan
pobres mis afectos, yo os ofrezco todas las adoraciones que os tributan
los bienaventurados, y las alabanzas que os dio en la tierra, y os está
dando en el cielo la Reina de los ángeles María Santísima. Recibidme,
Señor, por perpetuo esclavo vuestro, y haced que lo acredite en la
reverencia con que os adore, y en el cielo con que promueva vuestras
alabanzas, pidiéndoos que socorráis las necesidades en que se halla la
santa Iglesia, y que miréis con perpetua misericordia a este vuestro
católico pueblo. Destruid las herejías, convertid a los pecadores y
perfeccionad a los justos. Abrid, Señor, vuestra mano generosísima, y
compadecido de mis necesidades espirituales y temporales, dadme el
remedio que en todo necesito, que, santificado con vuestra gracia, os
alabe por todos los siglos en la gloria. Amén.
¡Oh sacrificio y Hostia saludable
Que las puertas del cielo nos franqueas!
La lucha nos oprime formidable;
Todo nuestro favor y esfuerzo seas.
V. Les disteis, Señor, el Pan del cielo.
R. Que encierra en sí todo deleite.
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